sábado, 31 de julio de 2010

Duerme conmigo


Siete llamadas en una hora. No le cojo el teléfono. Mi jefe me mira mal y no sé si acierto muy bien al dar una explicación "Es una llamada personal, la devolveré a la hora una vez haya salido". "Parece urgente, la próxima vez, cójala Álvarez".

Suena de nuevo. Mi jefe me mira con severidad. Me levanto y salgo de la oficina en dirección a la calle. En la puerta dos chicas de administración fuman y hablan de hombres. En cuanto me ven llegar apagan sus cigarrillos y entran de nuevo en el edificio con cara de "¿se habrá dado cuenta de que llevamos aquí quince minutos?". Descuelgo al décimo tono.

-¿Por qué no me cogías el teléfono?- me suelta como una primera andanada a la que sé que seguirán otras si no lo paro a tiempo.

- Estaba con mi jefe. Lo has puesto nervioso.

_ ¿Tanto costaba descolgar decir que estabas con él y decirme luego te llamo? me dice notablemente enfadada, como una niña pequeña con la llegada de un nuevo hermanito.

Querría decirle que no estaba seguro de si la iba a llamar luego, quería decirle que tal vez la última vez fue, esta vez sí, la última vez.

_ Creí que entenderías que en horario de trabajo mi disponibilidad para discutir es limitada. Generalmente suelo estar concentrado en lo que hago y tengo que estar muy seguro para poderlo defender en las reuniones con mi jefe. Sabes que no puedo perder mi trabajo. Ahora no.

_ Me podías haber enviado un sms, yo te importo muy poco ¿verdad?_ dice en un tono que quiere que parezca triste pero que es otra cosa, no sé muy bien qué, pero otro sentimiento distino, el parásito que se alimenta de ese sentimiento.

No digo nada, podría decir que no, que no me importa un pimiento, que la detesto por su traición pero sobre todo por esa excitación que siente ante la idea de esa traición. No puedo dejar de pensar que ojitos azules probablemente sentiría ese mismo ardor en la sangre que ella, esas ansias por bajarle los pantalones y cogerle la polla con la mano y notar esa fuerza que cree en ese instante que sólo es para ella. No, no puedo decirle que no existe en el mundo una razón para que quiera estar con ella excepto la insana violencia que mi cuerpo elimina con el sudor y las embestidas contra su cuerpo, no podría decirle que follarla es lo más alejado que he estado nunca de hacerle el amor a una mujer.

_ Si no me importaras no te estaría llamando_ le digo.

_ Lo siento, Al, necesito verte, ni como, ni duermo; no vivo. Esta tarde iré a tu casa. A las cinco. Dime que sí.

No me gusta ser la droga de nadie, no me gusta que deseen estar conmigo porque les es insoportable el no estarlo. No, porque me convierto en un objeto, algo que sacia a un monstruo que vive en las profundiades del alma y que siempre está al acecho, un monstruo que no duerme, que sólo busca algo que le calme y está dispuesto a todo por ello. No, definitivamente no me gusta esto.

_ No, rubia, será mejor que no.

Podría decirle que ella llegará a las cinco con una bolsa de una tienda de marca y se irá a las ocho llevándosela como excusa perfecta cuando llegue a casa. Y entonces yo me calzaré las deportivas y saldré a correr para poder descargar toda la rabia que, en lugar de irse del todo, ha dejado hueco para otra más ácida y menos sana, una rabia de vida desperdiciada, de vida sujeta a una inercia de días absurdos, de soledad muy bien disimulada, una rabia-soledad de libros en la mesita de noche, de ir descontando las horas hasta que llegue, de nuevo, la muleta de la rutina, de sacar el coche del garaje e ir quemando gasolina hasta el trabajo, de dejar el alma en la puerta de la oficina junto al cenicero y las colillas de las chicas que bajan a fumarse el cigarrillo.

_ Pídeme lo que sea, Al.

_ Quédate a dormir conmigo.

Ella permanece en silencio unos segundos. Luego dice:

_ Sabes que no puedo.

jueves, 29 de julio de 2010

Mujer rubia (ciudad inundada)


Y por los rincones de tu boca me resbalo, haciendo mil y un gestos para no caer… y caigo… de bruces sobre tu pecho, caen mis manos bajo el dobladillo de tu vestido y tú suspiras, diría que de alivio, de acabar por fin algo que esperabas hace mucho tiempo, algo que ha tenido que ver con que eligieras precisamente lo que llevas puesto. Me sorprendió que el otro día te vistieras así para mí, desde entonces sólo sueño con ello.

Me dices que soy el hombre más sexy con el que has estado nunca. Yo me río y me miro de reojo en el espejo y pienso en que tienes poco mundo si crees eso, y me preguntas de qué me río y yo te digo que de esa forma cursi de decir sexy, de cómo pones los labios pero en realidad pienso en las ganas que tengo de morderte la boca para que sepas con qué clase de bestia estás tratando. Te voy a morder hasta el alma, te voy a arrancar aquello que eres al tiempo que te quito la ropa. No sólo tu cuerpo quedará desnudo, te lo prometo, te lo juro.

Dices que tengo los ojos del color de los bosques, que hay una animal dentro que lo habita, otras antes que tú dirían que son del color de una selva donde es fácil perderse, de donde sólo se sale huyendo. Probablemente tengan razón, probablemente tenga el corazón de las tinieblas metido en el pecho y busque la luz que no tengo en ojos ajenos. Deberías tener miedo, deberías dar media vuelta y olvidarme antes de que te coma el alma contra la pared de cualquier habitación de hotel.

Quien me conoce sabe que no soy un cazador, o no por lo menos de los que coleccionan trofeos. Soy sólo alguien que necesita un sucedáneo porque no puede o no sabe obtener lo auténtico, porque sólo sabe odiar, porque todo lo que toca se rompe en mil pedazos y lo sabe también, porque de mil veces una sola ha sido casi normal, porque de tanto querer a ratos, ha acabado creyendo que es mejor no depender de ello.

Sé que no leerás esto nunca, que no conoces la existencia de este blog, que esta tarde cuando me digas por enésima vez “esto se ha acabado” y yo te diga por primera “reconoce de una vez que eres un poco zorra” y tú me cruces la cara delante de todo el mundo, yo ya lo habré escrito.

Es lo más cerca que he estado de querer a nadie. Me das miedo.

Y cuando tengo miedo el animal que llevo dentro se vuelve loco.

miércoles, 28 de julio de 2010

Mujer rubia


Oigo la puerta cerrarse. El silencio suena como un pitido dentro de mis oídos. Son las nueve de la noche y todavía el bochorno es insoportable en Barcelona. En la calle, diez pisos más abajo la gente abarrota las terrazas y agotan los barriles de cerveza. Si me asomara a la ventana la vería cruzar la calle por el paso de cebra, entrar en el parking de enfrente y vería salir su Toyota gris oscuro al cabo de un minuto.

Se ha levantado de la cama creyendo que yo dormía, se ha quitado de encima mi brazo convertido en peso muerto, y ha ido recogiendo la ropa del suelo desde la cama hasta la puerta. Luego se ha sentado en una silla y se ha ido vistiendo despacio, tal vez mirando mi cuerpo teatralmente inerte, de lado, encima de unas sábanas revueltas. Entonces ha sido cuando yo me he hecho el despierto, o tal vez debería decir que he despertado por segunda vez, ésta, abriendo los ojos y buscándola a sabiendas de que estaba sentada en la silla.

Se ha levantado y me ha mirado, ha intentado sonreírme, no había nada en sus ojos, no había ni siquiera un amorodio, no había un reproche, sólo había un "qué demonios estoy haciendo", sólo había una confusión, un no saber qué, cómo, ni cuándo, empezó todo esto. Puede que se sienta culpable aunque no lo creo, puede que esté pensando en qué le dirá a su marido para justificar llegar tan tarde.

Me estoy acostumbrando a ese tipo de miradas, a esas oquedades en las que debería haber un sentimiento en lugar de ese "me voy, no siento nada por tí. No lo volveré a hacer, quiero a mi marido, esto no ha ocurrido". Sí, me voy habituando a despedidas sin heridas que sangren, a coleccionar arañazos en la espalda, a que sólo le falte dejarme cien euros en el cuenco al lado de la puerta.

Ella regresa a casa con sus hijos adolescentes esperándola, a su marido que quizá la mire y no pregunte; y no sabrá, ella no sabrá, que daría media vida por llegar a casa y que alguien estuviera allí, que resulta una paradoja que hace sólo cuatro meses otra mujer me estuviera haciendo lo mismo a mí que ella a su marido, con el que me siento por igual solidario que culpable, mucho más de lo que sentirá ella, como sólo se puede sentir un engañado al traicionar a un desconocido pero tan igual a él mismo.

Y volveremos a vernos, y ella me dirá que no estuvo bien lo que hicimos, y en su tono de voz sabré que no había sido la primera vez y que, por el modo de apartarse el pelo de la cara, por la forma de jugar con los palillos japoneses volveremos a subir y follaremos con un ansia salvaje sospechosamente opuesta a la tristeza, esa que nos dejamos luego en lugar de los teléfonos el uno al otro, una tristeza que no le impedirá decir "te quiero" a otro hombre media hora más tarde, una tristeza que se irá cuando se quite por segunda vez las bragas (negras) y se ponga ropa limpia (blanca).

Y yo tal vez escribiré una entrada en el blog, y tal vez se me cierren los ojos y vea que es muy tarde y no alargaré mucho la historia. Una historia que no tiene sentido, algo en lo que ninguno de los dos está de acuerdo. Mañana la llamaré y le diré que mejor no nos vemos y ella responderá que sí, que es mejor que no nos veamos para luego convocarme a decírmelo cara a cara, para que todo empiece y termine de nuevo.

miércoles, 21 de julio de 2010

Violento amor


Definitivamente el trabajo no dignifica al hombre (no por lo menos en verano). Pensaba que mi nuevo trabajo de crítico de films de contenido clasificado (porno, vamos) sería mi Walhalla o como se llame. Pero no; y nunca lo hubiera dicho, pero este trabajo es un verdadero infierno. Sí, ya sé que estaréis pensando que tanto vicio, tanta escena húmeda y todo eso acaba minando (8 horas al día, señoras y señores, 8 malditas horas) hasta el alma más corrupta. Pues no. A mí lo que me jode son los diálogos. No me había dado cuenta de todas las cosas bonitas que se dicen los actores. Es un puto infierno romántico.

En el cine de muy (pero que muy) bajo presupuesto abundan los diálogos de amor, de amor burro y de amor del de verdad. Algunos actores tienen feeling, se miran, se quieren, hacen el amor y lo dan todo por hacer disfrutar a su pareja. Joder, si es que se me saltan las lágrimas cuando lo pienso. A veces me acuerdo de ella, de cuando entraba dentro y ella gritaba y me pedía más ¿no es eso amor? O cuando con fuerza la apretaba contra la pared mientras le miraba como una fiera a su presa, cuando le decía al oído, con dulce y delicada violencia, que esta vez no pararía cuando ella me lo pidiera (aunque fuese mentira), cuando la azotaba mientras la embestía una y otra vez y podía adivinar cómo entornaba los ojos y le faltaba el aliento, cómo dejaba de pensar. Eso y pensar que ahora otro la querrá igual y que ella gritará igual de fuerte, la duda de si llegará o no, si los pezones se le erizarán de igual forma, todo eso, está perforando mi alma como un gusano una manzana.

Así que me he despedido. Cuando le he dicho a mi jefe que no podía soportar tanto cariño, tantas demostraciones de afecto me ha dicho: "A muchos les pasa. Creen que es un trabajo sin alma pero se equivocan, los que no tienen alma son los que son capaces de quedarse mucho tiempo". Yo entonces he pensado "como en tantas otras cosas".

martes, 13 de julio de 2010

He caído


Como una bandeja llena de copas de champán en una fiesta de puesta de largo, como el glaciar del perito Moreno, como cae un elefante por un precipicio, como un pastel relleno de chocolate.

La he llamado esta mañana. ¿Por qué? No lo sé. La he llamado. Hemos hablado y nos hemos reprochado cosas, lo mismo de antes, lo mismo de siempre. Parece que la distancia va cumpliendo su misión y que el silencio de estos días ha sido como una fina capa de hielo que ha ido recubriendo las palabras tantos días guardadas. Por ambas partes, por todas las costuras de la personalidad que nos viste.

Le traicionó el beso de despedida, fugado a traición de la cárcel donde estaba preso. Me pregunté si alguna vez podremos volver a tener ni siquiera una cuarta parte de la confianza que nos tuvimos y me respondí que ya no, que ya nunca.

Luego la mañana se me hizo amena, cayeron las horas lentamente pero con dulces paréntesis, luces en la negra noche de estos años, las manos se me avejentaron en minutos, cayeron los postigos de las puertas, se allanaron los últimos montículos de papeles de mi mesa, se hizo la luz, se hizo de día.

Y calor. Sobre todo hizo calor. Pero yo ya estaba lejos, estaba a eones luz de distancia, en una sensación nueva para mí, entre la esperanza y la certeza, una ingravidez de mentirijillas, donde el tiempo volvía a transcurrir lineal y sin quebrantos, donde veía caer, a través de los cristales de las ventanas (y hacia arriba) las hojas de los árboles del próximo otoño.

Porque cuando se desatasca el tiempo es como si se rompiera una presa, cuando dejas atrás una etapa de tu vida, la nueva irrumpe con la fuerza con la que la has ido empujando para que no saliera, como una pelota la empujas hacia abajo en una piscina.

Y sí, la he llamado, y sí se me ha quedado mal cuerpo. Pero ahora todo es distinto: me importa todo más (y casualmente todo mucho menos).

sábado, 10 de julio de 2010

Manifestación


En principio no voy a ir. Yo soy de los que voté y voté que sí, que estaba conforme con el estatut sin leerme ni una sola de las cuatrocients y pico páginas. Pensaba que si las cosas se gestionan más cerca de mi casa, mejor será el servicio en todos los sentidos porque cada uno sabe lo que tiene que comprar y si se le ha acabado la leche o si va a hacer tortilla de patatas y no hay huevos en la nevera. A mí no me va a decir el presidente de la escalera que hoy no voy comprar huevos porque no le sale en el ordenador o porque considera que debo hacer dieta.

Entiendo también que este España es una mezcla de caracteres y después de quince años tratando con personas de todas las provincias y viajando por todo el país he sentido en mis carnes como cada comunidad autónoma es distinta a otra fruto de:
el clima, su historia, la industria a la que se dedicaron, los cultivos, las estructuras sociales derivadas de los tiempos de la reconquista y los políticos que les gobiernen. Tengo buenos amigos (en algunos casos tenía) por toda la geografía ibérica y me da igual de dónde sean. La gente es de buena pasta o no lo es. Y punto.

En primer lugar me indigna que los políticos catalanes se indignen ante el tijeretazo a algunos artículos que se aprovaron por referéndum por un buen número de personas y no se indignen ante la tasa de paro, la lentitud de la adiminstración que ellos representan y la falta de preparación de muchos cargos importantes. ¿Cómo se puede tener a un president del parlament sin haber acabado los estudios primarios? ¿Sólo porque a su partido le tocaba ese puesto por el pacto de gobierno y el partido lo eligió? Voy a pedir que su médico sea enterrador, pescadero o marmolista, a ver qué cojones piensa él de eso. Esa es una vergüenza que sufrimos todos, para optar a un puesto de trabajo privado te piden la de dios pero para ser cargo público sólo se tiene que haberle lamido el culo al primero de la lista a unas elecciones. Así nos va.

En segundo lugar me indigna que algunos partidos claramente a la baja hagan de esta manifestación una plataforma para conseguir más votos aprovechando el cabreo general. El tribunal constitucional no nos deja tener todo aquello que queremos tener gracias a que el estatut ha sido recurrido (ninguno más ha sido recurrido, cuando algunos copiaron artículos idénticos a los que están sujetos a interpretación), vale, eso va a hacer que estos partidos tengan argumentos para extremar sus acciones. Los extremos no son buenos, entre otras cosas porque estos tipejos son unos descerebraos que han asaltado la cúpula de un partido a la deriva durante años. Éstos, de chavales, eran unos gamberros, de esos que ponen petardos en las papeleras o le atan una lata al rabo de un perro. La política da esas oportunidades.

En tercer lugar me jode que alguien pueda juzgarme por haber nacido en un lugar u otro, por hablar de una manera u otra o por si meo de pie o sentado o por cualquier otra cosa. Y me refiero a los que generalizan por las noticias. Señores; las noticias las redactan gente que sirven a intereses e ideales de los medios que los contratan. Porque fichan a gente de su misma ideología o porque si no hacen los echan a la puta calle. Si alguien quiere saber cómo somos los catalanes que tenga la inusual idea de conocernos, por averiguar algo de nuestra cultura, o del día a día y de los putos problemas que tenemos con infraestructuras obsoletas. Lo mismo digo a mis conciudadanos, si alguna vez quieren hablar de cómo es un andaluz, un asturiano o un madrileño, que tenga la decencia de ir a conocerlo de primera mano y no someterlo todo al yugo de los prejuicios. A base de prejuicios vamos a no saber ni quiénes somos. El mundo cambia, señores, la selección nacional ha llegado a la final de un mundial, con jugadores de todo el territorio. ¿A que nadie le importa de dónde son los jugadores que ganaron a Alemenia el miércoles? Casillas: madrileño, Capdevila, catalán, Puyol catalán, Piqué catalán, Ramos andaluz, Xavi catalán, Xabi euskaldún, Busquets catalán, Iniesta Castellano-manchego, Pedro canario, Villa asturiano. ¿Importa? ¿a que no?

Cada uno se siente orgulloso de donde es y ese ser de donde es uno nos puede llevar a mirar mal a otro que lo único que hace es lo mismo que nosotros: estar orgulloso de donde es. Cuando un valenciano me dice que está orgulloso de ser valenciano me parece bien, cuando un extremeño me dice que está orgulloso de serlo me parece bien, ahora, cuando alguien me lo dice para darme a entender que es mejor que yo, por ahí no paso. Es mejor que yo cuando se levanta por las mañanas y su único propósito es hacer que las cosas de la gente que tiene a su alrededor sea mejor que el día anterior, cuando trabaja para por un ideal noble y cuando estas premisas no le cansan. Eso, es ser mejor que yo; haber nacido en Murcia, Catalunya o Euskadi no te hace ser mejor que nadie, imbécil.

Ya está, ya me he desahogado. Lo que más me jode es que tengo una cena esta noche por esa zona y seguro que alguien me va a contabilizar como asistente. Amén de que no voy a poder aparcar cerca.

Y los catalanes, si todo el tiempo que nos pasamos quejándonos hiciéramos algo para mejorar las cosas o para mandar a la mierda a todos los políticos y no esperar a que nos lo "arreglen" todo, igual implicándonos un poco en las asociaciones de barrio, casals de cultura... etc, igual acabábamos teniendo mejor calidad de vida, igual los trenes siguen sin llegar a tiempo, la luz se nos va cada dos por tres, etc. Pero
¿A que no nos quejamos de la mayor desalinizadora-potabilizadora del mundo esté en el Prat de Llobregat? ¡¡la mayor del mundo!! ¿o que la planta de Electrodiálisis reversible más grande del mundo esté en Abrera y vengan a verla de todos los países civilizados? ¿o que tengamos un circuito de primer orden que ingresa la leche en las carreras? ¿o que tengamos un laboratorio pionero (el sincrotón)? ¿o que tengamos un cluster bimédico, esté en marcha otro universitario y no sé cuántos más? ¿o que el AVE nos conectará con Francia en una hora? Ya vale de quejarse por todo, también. Igual es que las inversiones se hacen de una forma estratégica y no de cara al bienestar de la gente. Que igual sin España no tendríamos la seguridad social que tenemos teniendo en cuenta la fuerte presión que ejercen todos los hospitales y clínicas privados. Ya vale de quejarse por todo

Y a los que nos miran como si fuéramos unos egoístas, que vengan a visitar Catalunya con los ojos abiertos, que hay una lengua propia ¿qué le vamos a hacer? es como nos enseñaron a hablar nuestros padres, como a tí el tuyo y es la lengua que utilizo con mis vecinos como tú con los tuyos. Al final la gente es buena o mala, se rige por criterios de amor o de miedo, y de eso hay en todas partes.

Si has llegado hasta aquí y lo has leído todo, te felicito, porque mira que me he desahogado.

Y vale, lo has adivinado, la holandesita errante va a ir a la mani con el otro. Y no voy porque no quiero encontrármela.

jueves, 8 de julio de 2010

Mediodía

Cuando peor lo llevo es cuando es la hora de comer. Yo como a la 13:30h y ella lo hace a las 14:00 h. Está a poco más de 20 km. Yo como solo, ella come sola, aunque últimamente siempre algún amigo a visitarla. Yo le digo que no son amigos, que son pretendientes, ella me decía que no, pero "curiosamente" me fue dando la razón en muchos casos.

Yo le decía: Siendo rubia y con los ojos azules, los tíos te tomamos por lo exótico. Al fin y al cabo lo exótico es lo poco común. Podría ahogarme en el océano de tus ojos.

Ella me contestaba que para ella lo increíble eran mis ojos verde-bosque "verde salvaje" me decía. Y entonces yo le hacía el amor de con violencia, le susurraba al oído cosas que sólo son capaces de soñar las alimañas y de las que se arrepienten después cuando despiertan. No quiero pensar. Hoy no, y sin embargo este silencio y esta soledad de la oficina me empujan a ello.

Toda la mañana pensando en ella, en qué estará haciendo, hasta qué punto le importará esta distancia, si me enviará un mensaje porque no puede soportar que yo me haya ido o si su felicidad de estar con el otro será la sábana que cubra mi cadáver.

Si de algo estoy seguro es que a él le conderá privilegios que yo no tuve, no me preguntéis por qué. Quizá porque no quiere que el tiempo lo acabe por pudrir todo, tal vez porque haya aprendido algo. No sé.

A veces tengo la sensación de que a mí siempre se me pone el listón más alto. Igual estoy un poco susceptible. Debe ser que tengo sueño, que duermo mal, que sigo sin entender las cosas.

miércoles, 7 de julio de 2010

48 horas



Hoy me he dado cuenta de que si estuviera con la Holandesita errante no hubiera visto el partido con mi padre, ni hubiera descorchado la botella de cava que me han regalado esta tarde (me he emocionado, palabra, hacía tanto que nadie me hacía un regalo espontáneo...) y ¿sabes? mi padre tiene setenta y seis años y ha perdido mucho y hemos llegado a la final, por eso es importante y por eso merece la pena el día que pasé ayer tan malo. Porque si el segundo día ya voy apreciando las cosas que puedo hacer sin ella y que no haría con ella, entonces creo que va a ser menos difícil de lo que pensaba.


Porque al fin y al cabo la vida se compone de los momentos en los que dices "joderAñadir imagen, estoy donde quiero estar" y probablemente yo solo (o con ella) no hubiera sido ni la mitad de lo de hoy.


Puede que no sea perfecto, no pretendo serlo, creo que lo mejor es aceptar que no todos buscamos lo mismo en el mismo momento, que a veces, lo que nos une es, simplemente, un cruce de caminos.


El domingo ya sé dónde voy a ver el partido.


40

40 horas. Así, a lo campeón, con un par. 40 horas resisitiéndome a llamarla, he estado a punto pero al final he resistido (eso y que trabajo en una sala con varias personas y sabemos que el primero que dé muestras de debilidad se va a la calle).

40 horas. Ya sólo me quedan... 24 hora x 29 días + 8 horas = 704 horas!!!! para que pase el mes.

Sospecho que esto va a ser un infierno (y no por el calor que va a hacer).

Y yo que creo que ella en realidad es lo que quiere... quizá es lo que más rabia me da.

lunes, 5 de julio de 2010

Soy, de largo, el tío más tonto (pero más duro) del mundo



Alvarez: Tenemos que dejar de comunicarnos, dejar de llamarnos.

Holandesa errante: (con voz de pena forzada) No quiero perder el contacto contigo pero si tú lo quieres así...

Alvarez: (hija de la gran puta, por lo menos finje mejor) Sí, creo que sólo así podremos ser amigos algún día.

Holandesa errante: Si así lo quieres...

Alvarez: (eso ya lo has dicho antes, ¿es que la alegría no te deja pensar?) Tú harás tu vida y yo prefiero estar al margen, no quiero pasarlo mal.

Holandesa errante: ¿Te podré llamar?

Alvarez: (no)

Holandesa errante: ¿Pero si me pasa algo grave?

Alvarez: (Llamas al otro) Nada. No debemos tener contacto por lo menos en un mes. (Dentro de un mes me darás igual, me lo ha prometido Amanda ¿verdad Amanda?)

Holandesa errante: ¿Entonces dentro de un mes te podré llamar y seremos amigos?

Alvarez: (Alvarez, ¿tú estás seguro que esta tía no es la estrella de mar de Bob esponja?) Sí, dentro de un mes seremos amigos (ni te acordarás de mi nombre).

Holandesa errante: (con alegría) Ah, vale, entonces me parece bien.

Alvarez: Adiós ojitos azules.

Holandesa errante: Adiós Alvarez (qué gran amante eres, Alvarez, por dios, y que pedazo de miembro, te voy a echar de menos, mira, no es que llore de alegría es que lloro para homenajear aquellas veces que se me saltaban las lágrimas de placer (igual exagero un poquito)).


domingo, 4 de julio de 2010

Cojo carrerilla


Por fin lo he decidido. Voy a seguir los consejos de Amanda y voy a convocar a la innombrable y le voy a decir que tenemos que dejar de comunicarnos todo el verano. Cero. Sé que con eso, el otro ocupará todo su mundo, incluso esa parte que aún creo tener yo. En cierta forma, dejar de hablar con ella es dejarle el camino libre al otro para sustituirme en esa fantasía en la que somos "amigos".

Renuncio. Renuncio al pasado, al presente y su futuro. Renuncio a saber de ella, a estar ahí cuando me necesita. ¿Acaso está ella cuando la necesito? Bueno, vale, sí lo está (pero no compensa).

Necesito desengancharme de ella para poder hacer cosas por mí mismo. Tengo que dejar de pensar que es posible volver.

Espero que después de quince días sea yo el que no quiera volver.

He quedado el martes para decírselo. Si me pone excusas de última hora se lo digo por teléfono. No estoy para hostias.

sábado, 3 de julio de 2010

Cinco

Te voy a romper el corazón en cinco partes, una por cada continente, por cada sentido, por cada dedo de la mano, una por cada vez que hoy me has dicho te quiero.