lunes, 20 de septiembre de 2010

viernes, 17 de septiembre de 2010

Just like hell-aven

Te la voy a meter toda hasta que me grites que me quieres, hasta que los tímpanos me duelan de oírte pedirme "por favor haz que me duela todo así", hasta que me supliques que me corra de nuevo entre tus muslos.

Te la voy a meter toda (que no es poco) hasta que no puedas articular palabra, hasta que sea tuyo porque tú eres mía, un apéndice más de mi sexo.

Estar dentro de tí es lo más parecido a ser yo mismo, estar dentro de tí es saber que existo.

¿Y qué nos quedará después de esto? ¿Dónde podremos ir si nos separamos el uno del otro? ¿No seremos dos emigrantes de un mismo lecho? ¿Qué otra cama nos hará sentirnos en casa como lo estamos cuando mis uñas rasgan tus nalgas, cuando tu boca me muerde la polla?

No, definitivamente no podría ya vivir sin ti, sin arrancarte la ropa, sin poner la mesa, sin programar el lavavajillas, sin subirte a la encimera de la cocina y embestirte con fuerza, sin ir al cine contigo, sin meterte la mano por debajo del vestido en el cine, sin ir a buscarte al trabajo, sin pedirte perdón por lo de antes, sin querer que me quieras, sin desesperarme cuando no me llamas. Sin la saliva de tu boca, sin tus labios a horcajadas en los míos. No puedo vivir sin tí, definitivamente, no puedo dejar de esperar a que me digas que quieres que nos veamos de nuevo y yo te dé...

La cosa más dulce.

La cosa más dura.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Pónte ese conjunto que tanto me gusta.


Mañana empiezo en mi antiguo trabajo, de nuevo. No quería volver a él pero las circunstancias mandan. Después de un mes de despido (sin paro) volveré a la rutina y a las horas al teléfono, volveré a llegar de noche y salir de noche, me reencontraré con la nespresso y el café largo de mi jefe, a su sonrisa de hiena, a las visitas de su mujer con cualquier excusa para verme, a sus vestidos de marca, a sus gafas de marca, a su botox a granel, a su alma de chiuahua.

Y pensaré en ti y en la locura de tu cuerpo y en que tengo ganas a todas horas de atormentarte las noches con la furia del mío. Y debajo de la mesa, entre las hojas de Excel y el correo en la pantalla, se me pondrá dura pensando en cómo te la meterías en la boca y en cómo me correría en ella.

No va a ser fácil volver mañana al trabajo antiguo. No va a ser fácil en absoluto. Necesito verte hoy y ahogarme entre tus tetas, necesito morderte, comerte, separarte las piernas, sujetarte por el pelo; necesito que me necesites para apagar ese incendio que se ha declarado en tu cuerpo, necesito sentir que me arrancas la ropa.

Necesito que me cojas el teléfono, que me llames, que me escribas, que te desabroches la blusa mientras subes en el ascensor, que no dejes decirte ni hola, necesito que me la mires con miedo y con deseo, con ansia, con ganas de tenerla ya dentro, mojada y sedienta, totalmente loca. Necesito mirarte a los ojos y saber que hoy, entre tú y yo, no habrá ningún tabú, que lo haremos todo, lo probaremos todo, hasta quedar exaustos, hasta que no nos queden fuerzas para seguir follando.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Con (o sin) amor

Te lo juro, voy a recorrerte entera, vas a tener pesadillas con mi cuerpo y vas a estar deseando irte a dormir para tenerlas una y otra vez, una y otra vez. Vas a dejar el teléfono apagado, las luces encendidas, y yo voy a cantarte "Sweet dreams" de Marilyn Manson para que te duermas, y tú vas morder la almohada y vas pensar que no, que no es posible que el vello de tu piel se erice de esa forma hasta el cuero cabelludo mientras te susurro al oído que no me importa que te duela un poco, que ya pronto se te pasará porque en nada estarás ahogándote con ella dentro, nunca he entendido ese afán por meterte en la boca algo que ambos sabemos que no te cabe. Pero me gusta, me gusta que la quieras toda.

Y me levantaré a beber agua y cuando vuelva de la cocina con un vaso para ti te econtraré hecha un ovillo, sujetándote las piernas con los brazos para detener el terremoto que las hace temblar. Y me mirarás con los ojos como dos incendios y me preguntarás "¿pero qué me has hecho?" sin articular palabra. Y yo me acercaré y te acariciaré el pelo y tú dirás "de que se me pase, otra vez". Y yo pensaré que, probablemente, no se te pasará en dos días. Estadísticamente hablando el amor es que lo hagamos dos veces más esta noche pero entenderé que intentes dormir o saber qué es lo que le está pasando a tu cuerpo.

Y me levantaré e iré al sofá y miraré por la ventana, o leeré esa novela de Murakami que tengo a medias, y tú vendrás envuelta en una sábana y te tumbarás y estaremos así un rato, hasta que nos venza el deseo y te folle despacito y en silencio, como si te administrara un calmante, algo que te alivie el temblor de tus entrañas, y te besaré y te sujetaré la cabeza mientras te miro directamente a los ojos ¿te he dicho alguna vez que te estaría follando a todas horas sólo para que me aguantes la mirada y así poder mirarte a los ojos todo el tiempo que quiera? Tu piel es el segundo premio, el primero es atravesarte el alma a cada embestida mientras buceo en el agua cristalina de tus ojos.

Y te llevaré en brazos hasta la cama y te aferrarás a mí como un molusco a una roca y yo tardaré en dormirme porque seguiré teniendo la duda de si esto nuestro es sólo sexo, de si ves en mí al hombre que soy, el hombre inseguro que reinvento cuando te doy la vuelta y te la meto desde atrás con fingida y ruda violencia. Me preguntaré si algún día entenderás que sólo soy un niño perdido que te necesita precisamente a ti a su lado, que ahora que te he encontrado tengo la fuerza necesaria, que precisamente contigo me atrevo a ser quien soy, y pasear de la mano y sentirme a salvo y querer estar contigo a todas horas.

Me pregunto si podré contarte alguna vez que te estoy empezando a querer, que estoy empezando a pensar que me gustaría que pasáramos más tiempo juntos, que te vengas a vivir a mi casa, la tranquilidad de tus braguitas al abrir los cajones de la cómoda, que joder, que no te vayas a tu casa mañana, que no, que no es sólo sexo esto nuestro, que no es sólo que me gusta cómo me acaricias el pelo, es mucho más, es todo lo demás.

Y no sé si tú piensas lo mismo, y no me atrevo a preguntarte. Y sé que mañana has quedado para ir al cine con tus amigas, que no sé si saben ni siquiera si existo o es sólo que te sienta bien ese nuevo corte de pelo.