viernes, 28 de mayo de 2010

Reflexión



Después de la pataleta llega la calma, la aceptación, el "bueno, la vida es así". No sé hasta qué punto es bueno sacar toda la rabia, imagino que debe de ser mejor que dejarla dentro. Lo que tampoco sé es si publicarlo aunque sea en un lugar perférico tiene un sentido.

Ahora me releo y veo lo mezquino que acabo siendo, reconozco que ahora me avergüenzo de haber escrito lo que he escrito. Y si lo mantengo publicado es para recordarme lo feo que puede llegar a ser vomitar rabia.

Supongo que a veces se intenta hacer las cosas para dañar lo menos posible al otro y que ella ha intentado ocultarme ese nuevo amor por no hacerme daño. A día de hoy sigue obviando que yo lo sé como cuando uno no quiere oír o ver o entender, como el que se viste de rojo para ir a jugar al paintball. No sé, en cierta forma me he ido acostumbrando y he pensado que mejor aceptar que uno no es tan importante para el otro como a uno le gustaría ser. A veces la decepción es más por ese motivo egocentrista que por el daño que puede suponer un lazo roto que creíamos que iba a durar siempre.

Reconozco también que me cuesta entender los cambios de afecto repentinos y que yo soy mucho más de fidelidades y camaraderías de largo recorrido. Ayer, mi amigo Francisco me dijo que yo no tengo enemigos, que siempre caigo bien. Yo reflexioné acerca de que de todos los amigos de la carrera yo era el único que no había construido una vida en pareja, incluso los más frikies, los que para conectar con algo parecido a sentimientos habían acabado encontrando quien les acompañara. Supongo que a esta edad debo empezar a hacerme a la idea de que todo ya va a ser difícil, que llego tarde y las cosas entran en una fase menos afectada por el compromiso. No sé, quizá haya pasado una etapa sin ni siquiera haber entrado en ella.

Los tiempos son los que son y es cuestión de empezar a darse cuenta de que hay que adaptarse a ellos.

Siento haber dado la vara.

5 comentarios:

  1. No has dado la vara a nadie, tu rabia era justificada y es la primera vez que te "veoleo" libre de cadenas morales. Sé tú mismo siempre, aquí en la periferia marina (por el fondo) o en pleno centro del Universo.

    Hoy he leído una frase de Benedetti que me ha encantado, no viene a cuento (o sí?), pero igual te la dejo aquí...

    "Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón”


    Besos

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  2. Gracias por la frase. Es muy acertada.

    Al final siempre acabo comprendiendo aquello que es incomprensible a primera vista. Al final todo el mundo es libre de hacer lo que le plazca. Somos náufragos a merced de las olas, Hoba.

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  3. No Alvarez, los náufragos no son libres, a mí me costó entenderlo. Somos la herida y la mercromina.

    Nosotros somos las olas.

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  4. Tú y yo somos dos olas de un mismo mar.

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  5. Me ha gustado eso que dices de que a veces la decepción es más por ese motivo egocentrista de pretender ser más para alguien de lo que uno es. Justo lo estaba pensando yo estos días. Y es tan cierto...

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