domingo, 23 de mayo de 2010

El silencio

El silencio: probablemente tenga una definición, puede que sea algo así como la ausencia total de sonidos, pero el silencio por mucho que sea algo standard, no siempre es el mismo. Si el teléfono no suena el silencio habla y dice que no quiere llamar, que no lo va a hacer porque no lo necesita.

Ayer me llamó. Estaba aburrida en casa, tenía planes pero a última hora se los cancelaron. Su frase fue "Igual me voy a... (el nombre del pueblo) esta noche y no mañana, depende cómo me dé", es decir había quedado con alguien que podría ser que la pasara a buscar el sábado por la tarde o bien el domingo por la mañana. Tenía la bolsa hecha a las cinco de la tarde. Bien, ese alguien no pudo pasar, se aburría y me llamó. Fue una conversación banal, intrascendente, yo había salido a caminar y llevaba los auriculares del teléfono. No me costaba caminar y hablar al mismo tiempo.

No sé qué me duele más, si que me haya dejado o que me haya cambiado por otro tan pronto. Supongo que eso da igual y que, en realidad, el dolor tiene que ver con la autoestima y ese dolor viene para enmascarar la rabia. ¿Merece la pena? (y nunca mejor dicho). Probablemente sí y no al mismo tiempo. En realidad, querer razonar esto que me arde dentro, cartografiar este universo incandescente, no tiene sentido. Y no tiene sentido porque el tiempo atraerá el olvido como un imán un trozo de hierro. ¿Qué importancia tiene el tiempo entonces? ¿Qué debo hacer mientras espero a que se la lleve?

Quizá lo mejor hubiese sido no habernos conocido nunca, que yo no hubiera ido a aquella verbena y que no me murise de ganas de volvera verla. Quizá no hubiera tenido que llamarla aquel viernes mientras iba camino de El prat. Lo recuerdo como si fuese ayer. Siempre tuve buena memoria. Demasiado buena. Maldita sea.

Ahora ya da igual. Todo da igual.

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